domingo, 28 de diciembre de 2008

Pensamientos

Si fueras chocolate y yo el sol, te calentaría el alma hasta fundirte y fundirme yo contigo.

¡¡¡Ay…!!! Días fríos de Diciembre, ansiada espera que colmas de ilusión mis fantasías, que haces de mi día a día una carrera... y de ti, la meta.


No hay atleta mas veloz que yo corriendo a tu encuentro, llevado en volandas por nubes de amor, cariño y respeto.


Y dicen los viejos del lugar que lo nuestro no es habitual, que en tiempos lejanos no hubo pareja igual, que anteponiéndose a la distancia, labran con esmero campos de amor, deseo y respeto.


Miraba aquel anciano desde un banco en la plaza como se besaba aquella joven pareja a pesar del tiempo, distancia e intolerancia mezquina que achica corazones y agranda prejuicios.
¿Quien tuviera vuestra edad? se preguntaba, ¿quien vuestra ilusión? ¿Quien vuestro deseo? ¿Quien vuestro amor?...caprichoso el tiempo lo que a mi me negó...con lagrimas en los ojos asentía aquel anciano desde un banco en la plaza.

lunes, 27 de octubre de 2008

la soledad

El renacer de una nueva vida acompañado únicamente de mi soledad repleta de gente, de amigos, de música que llena mis espacios, los entresijos del interior de mi alma. Música que pinta de colores mi negro fondo mientras el sol luce un día más pese a mi anhelada soledad.
Las calles siguen en su sitio cada mañana, el sol sale un día más, el cielo más alegre o más triste, sigue ahí, ofreciéndose como techo.
Es ella la que me espera en casa cada noche, la que me mima a mi llegada, la que duerme conmigo, la que comparte mi plato, la que bebe de mis labios cuando tienes sed, la que decora de aromas varios mi casa.
Su amor es incondicional, me sigue a todas partes, me observa, me protege. Muchos huyen de ella despavoridos, muchos la acusan de fría y traicionera. Ella es mi compañera y amiga. Ella… La soledad, jamás me abandona, jamás me deja solo. Curiosa contradicción.

miércoles, 27 de agosto de 2008



Momento de paz...

Ese momento en el que nos quedamos con nosotros mismos a solas, nos enfrentamos a nuestros miedos, a nuestras fobias... En esos momentos desnudamos el alma, salimos de nosotros y analizamos desde fuera todo lo que acontece con estos compases de fondo, con la voz de Sara...
Se suceden imagenes y pensamientos por nuestra mente, uno tras otro sin parar. Fluye un cosquilleo intenso por todo nuestro cuerpo, el estómago se nos encoge. La paz nos invade como queriendo sosegar nuestro ir y venir de pensamientos que se cruzan con ilusiones más o menos frustradas.
La música consigue hacernos sentir vivos, levanta nuestro ánimo como se levantan las hojas de otoño al paso de la quebradora brisa que peina las ramas de los árboles, arrancándolas una detrás de otra, llevándolas mecidas hasta encontrar el suelo donde adormecen entre suspiro y suspiro, entre descanso y descanso que se toma la brisa para dar respiro a esas hojas que dibujan de tonos ocres el suelo húmedo.
Todos estamos representados por esas hojas, es como la vida misma, unas caen antes, otras más tarde, unas más longebas, otras verdes y tiernas. Desde que empiezan a descender bajan a mayor o menor velocidad mecidas por la brisa que las acompaña en todo su camino.
La brisa es el destino que mece nuestra vida a capricho y la conduce hasta un final u otro, hay hojas que aprenden a aprovechar la fuerza de esa brisa para cambiar en parte su destino.

miércoles, 30 de julio de 2008

Mi magia

Un viaje de magia e ilusiones que se tocan con la fría realidad que allí espera, apostada, tendiendo emboscada a mi fantasía… Jamás podrá caer en su trampa, ella, mi fantasía es como el agua que busca su camino escapando de ser presa en forma de embalse, discurre siempre su caminar buscando escapar de todo aquello que la persigue.

Es tan superior a ti realidad, jamás podrás con ella. Tú tienes el cuerpo, ella el alma…tú, realidad, cambias a cada momento sin pensar en el daño que haces, sin pensar en nada ni en nadie, mi fantasía vela por mí, perdura en el tiempo, me hace feliz…Sabes querida realidad… Eres a veces cruel y miserable, clavas tus colmillos allá donde más duele, aprietas el alma, ahogas al que quiere respirar… Pero sigo diciendo que mi magia es superior a ti, mi magia crea amor de la nada, mi magia… Mi magia es magia, es un traje que te pongo a ti, realidad, que te ahoga como tantas y tantas veces lo haces tú. Cuando más acorralado me tienes, mi fantasía se apodera de ti, te disfraza y te ahoga en tu propia miseria dándome un respiro, un mundo de oxigeno que me hace revivir, que me hace luchar, que me hace feliz.

Olvídate… Jamás podrás con la magia que me envuelve, no puedes matar algo que no tiene cuerpo, no puedes matar a una nube de sentimientos que planea siempre entorno a mi corazón. Esa nube se esfuma entre tus dedos sin que puedas tocarla, es inútil… Ella está por encima de ti, de mí, y de todo en este mundo, es mi magia, es mi fantasía… Es mi felicidad.

miércoles, 25 de junio de 2008

Un dulce marchitar

Tardes primaverales agitan mi corazón, una sensación me presiona el pecho como queriendo exprimir una sola gota de mi pensamiento pero, no luce más allá de mi mente, perece querer esconderse en la penumbra de respuestas entre hilos de voces que preguntan, que someten a interrogatorio tiroteando mi persona. Tiro a tiro taladrando mi ser de lagunas, estampándolo como si de un “collage” se tratase.

Nadie conoce respuesta alguna al enjambre que martillea mi mente, ojalá no me tuviera que hacer la peor de ellas, ojalá no tuviera que preguntarme por qué busco respuestas cuando seguramente no existan. Y sigo preguntándome... ¿por qué no hay respuestas? Preguntas rodean mi pensamiento cual jauría de lobos hambrientos, pupilas dilatadas me vigilan constantemente para aprovechar mi más mínimo error y echarse sobre mi devorando hasta el último resquicio de sombras halladas en mi, hasta el última interrogante de mi mente.

El tiempo pasa, las horas marchitan en mi reloj como rosas marchitan al paso del tiempo entre las hojas de un libro que intenta proteger sin éxito, ese marchitar teñido de rojo terciopelo convertido en negro azabache, ese marchitar que envejece junto a mí como si quisiera alentarme en mi camino a la nada.

Si un día encontrase respuesta, mi marchitar cambiaría de rumbo, recobraría ese rojo terciopelo al igual que la rosa que duerme entre las letras de mi libro, sus pétalos correrían escapando entre páginas de tono amarillento, su rojo sería rojo, su terciopelo, terciopelo. Brotarían el verde contraste de su ser convertido en hojas asomando esa digna felicidad que adormece en su interior, saludando la luz que la ve crecer desde un púlpito de cultura, desde un tomo de historias, desde una historia hecha realidad.

Si un día encontrase repuesta, brotaría en mí un brillo que iluminaría mi camino esta vez si, alentado por un renacer hacia la vida. Portaría en mi mano esa rosa terciopelo que salvó su marchitar junto al mío, protegidos ambos por letras escondidas en páginas que jamás dejaría marchitar, en letras que jamás dejaría borrar, en historias que jamás dejaría de recordar.

La vida es un libro gigante vacío de la negra tinta que vamos plasmando en blanco fondo a medida que se nos va marchitando el alma, en nosotros está que nuestro marchitar sea rojo terciopelo o se convierta en negro ruin azabache.

martes, 13 de mayo de 2008

Esa otra dimensión

Esa otra dimensión...
Decidí hacer en solitario una de esas excursiones que tanto me gustan por el campo, a medida que me alejaba de la casa se iban transformando los sonidos, aquellas conversaciones en las que yo me hallaba hacía tan sólo segundos, dejaban de ser inteligibles en la distancia y se iban difuminando en el espacio mientras otro tipo de sonido se hacía con mi control auditivo.
Así caminaba y caminaba a buen ritmo y en pocos minutos me fui adentrando en otra dimensión, se oían mis rítmicos pasos al pisar haciendo camino entre sendas, de fondo un grupo de verdecillos cantaban sin cesar aunque aún no los divisaba. Llegaba entonces a una zona más boscosa junto al lecho de un río que tímidamente presentaba su tan preciado líquido descendiendo entre cantos rodados de forma pausada y tranquila. Ya eran varios los sonidos que acariciaban mis tímpanos, otra dimensión sin duda... De pronto paralelamente a mí, repta un pequeño lagarto de color vede al que no parece molestar mi caminar, yo por otra parte sigo sin variar ni mi dirección, ni mi ritmo, intentando con ello no entorpecer al pequeño reptil que se adentra en una grieta desconfiado él.

Sigue mi caminar algo más pausado a causa de mis despistes ante tan precioso paisaje, a lo lejos empiezo a escuchar un ruiseñor, ¡qué portento de voz!, deseoso de llegar junto a él para oírlo en todo su esplendor, acelero un tanto mi paso.
Ya cercano al árbol desde el cual lanza a los cuatro vientos su canción como queriendo presentarla en sociedad y de esta forma, pavonearse cual tenor tras eufórica ovación; amaino mi caminar intentando no asustarlo y plantarme como si de otro árbol más se tratase, bajo su propia sombra. Finalmente y de manera muy sigilosa lo consigo. Van pasando los minutos y yo embaucado por aquel pequeño insectívoro descanso mis posaderas sobre la pinocha.
Así pasé un largo cuarto de hora deleitándome ante aquel minúsculo “bichito”. Decido levantarme y proseguir mi viaje, no por cansancio precisamente, si no más bien por mis ansias de indagar más de aquella dimensión en la cual me hallaba.

Que conciertazo de sonidos, de fondo el hilo de agua abriéndose paso entre piedras, en primer plano aún el ruiseñor, un poco más débil el pisar de mi calzado, la brisa meciendo las hojas de los árboles y un “pupurri” de cantos muy variados: Jilgueros, Verdecillos, Mirlos... ¡¡¡ por fin!!! Un Verdecillo acariciando con sus alas la dulce brisa y en pleno ritual de apareamiento, se suceden los numerosos trinos entre la tan peculiar piada que emite en medio de cada estrofa, este es un artista en el aire, como moldea a su antojo las figuras que dibuja mientras no para de gorjear, belleza pura en el aire.
Y sigo y sigo caminando iluminado por esta “otra dimensión” cuando sin apenas darme respiro, observo entre los zarzales un ave de medida media y color pardo, mi atención se fija al verlo actuar de una manera extraña, así que decido acercarme a comprobar que el pobre animal no estuviese herido, se esconde entre los matorrales pero consigo identificarlo, es un Mirlo joven, recién saltado del nido, ya por curiosidad fisgoneo ante la posibilidad de encontrar su nido pero, no hay manera, es prácticamente imposible vislumbrar ante tan opaco vegetal. Muy cerca, en un árbol cercano está la madre al acecho por si tuviese que intervenir en su ayuda, al menos para desviar mi atención hacia ella y alejarme del joven. Voy bordeando el matorral, primero por un lado, después por el otro y nada, sólo intuyo su presencia por los ruidos que provocan sus movimientos. Decido entonces seguir mi camino y unos metros más adelante, observo un grupo de Jilgueros que alza el vuelo tras haber estado bebiendo agua de aquel riachuelo casi seco, paro unos segundos, miro el reloj y vuelvo sobre mis pasos con sensación de plenitud, de haber aprovechado la sobremesa de una forma que a mí particularmente me entusiasma, a mí vuelta más de lo mismo, durante casi todo el trayecto me acompaña ese concierto de sonidos que te transportan a esa otra dimensión, todos mis sentidos están en contacto con la naturaleza, el único que se resistía era el tacto, hasta que decidí descalzarme y caminar por el lecho del río sobre una arena un tanto gruesa pero que activa de una manera muy saludable la circulación, es como un masaje continuado.
Ya cuando me acercaba de nuevo a la casa de campo, a lo lejos, intuyo una silueta para mí conocida, parece mi amigo y por sus gestos diría que viene comiendo pipas, supongo que cada cual tiene un prisma diferente de ver las cosas...

-¿“Ande” te metes tío?
- Viajando Jose, viajando
- ¿Y que tal, que has visto por ahí?
- Pues mucha tranquilidad y naturaleza viva
- Bueno sí, tú a lo tuyo como siempre...
- Claro, ya me conoces
- ¿Quieres pipas?
- ¡“enga”, dame un “puñao”!
- Toma
- Gracias...

Y así volvía de esa “otra dimensión”...

sábado, 26 de enero de 2008

Que vivir no cueste la vida




"Papeles mojaos". Miradas perdidas buscan en el horizonte la luz de la vida, de una vida digna que luce al otro lado de la impotencia, de la sed, del hambre... Estirando sus brazos como queriendo amarrarse a la patera de la esperanza, bracean en el agua respirando bocanadas de aire, de vida...
Piel morena teñida de sal, que al llegar a la orilla se cubre de un manto de frío que castiga su alma.

Mentes perdidas llegan a tierra, el miedo que portan se convierte en sello de identidad, sus lágrimas recorren las mejillas buscando caer en tierra firme y no en mares de sal.
Tiembla su cuerpo como expulsando el terror vivido durante su viaje... Te miran esos ojos que hablan más que su propia boca, por ellos piden a gritos solidaridad y la oportunidad de ser uno más en tierras lejanas, dejando atrás parte de su cultura, su familia y su ser.

Pensamientos todos ofuscados por una nube de agua salada y una lluvia de incerteza.

Manos templadas esperan al otro lado que acarician sus rostros helados y visten con ropa de abrigo sus cuerpos maltratados por golpes de agua, por la furia del mar que ejerce de injusto juez de vida.
Ojos reciben con mirada consoladora calentando sus almas, ofreciendo lo que el mar les quiso negar. Pateras ancladas atestiguan la tragedia mientras un aroma de solidaridad invade el ambiente, contraste de colores de piel, de razas, de pensamientos...

Unos llegan, otros están, unos buscan vida, otros la ofrecen... Es la balanza de la vida, a veces justa y otras veces del todo injusta.

Vistámonos su piel, vivamos por momentos su vida.... No todas las tierras siempre fueron fértiles, otras ni lo han sido ni lo serán jamás. Arranquemos de nuestra tierra la indiferencia y sembremos solidaridad, por suerte la nuestra si es fértil. Recojamos frutos que llenen y aprovisionen nuestro alma, que nos hagan mejores.

¡¡¡Que vivir no cueste la vida!!!

lunes, 7 de enero de 2008